jueves, 25 de junio de 2009

Problemática de los médicos en el Sistema Nacional de Salud


TRIBUNA ABIERTA Y ANÁLISIS
EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
Problemática de los médicos en el Sistema Nacional de Salud


Antonio Cabrera González
Secretario general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO (FSS-CCOO)

Madrid (20-5-09).- Desde hace tiempo, desde CCOO venimos reclamando ante el Ministerio de Sanidad la necesidad de abordar de forma integral los problemas del colectivo médico, y lo hacemos desde el convencimiento de que es un colectivo con una gran cualificación que participa de forma muy directa en la calidad de nuestro SNS y en la percepción que del mismo tiene la ciudadanía. Sin embargo, y a pesar de que en esta declaración existe un gran consenso, las autoridades sanitarias no han abordado un debate serio que ponga sobre la mesa el valor estratégico del colectivo y las medidas a implementar para superar las dificultades por las que atraviesa.

Algunas cuestiones que deberían tenerse en cuenta a la hora de analizar la situación y consecuentemente plantear las medidas necesarias para superarla son, en primer lugar, la escasez de profesionales que veníamos denunciando CCOO desde hace algunos años, y que ahora se reconoce a través del estudio presentado recientemente por el Ministerio de Sanidad tanto ante el Foro Marco para el Diálogo Social como ante los medios de comunicación. Pone en evidencia que lo planteado por nuestra organización en reiteradas ocasiones se confirma con las altísimas cifras que se constatan en el estudio, mostrando a la vez el divorcio existente entre circuito formativo y mercado laboral, y la descoordinación entre el mundo universitario representado por la conferencia de rectores y las necesidades sociales cuando nos referimos a la formación de médicos.

Además, se constata la disfunción entre el Ministerio de Sanidad y las Consejerías de Sanidad a la hora del establecimiento del número de plazas que se ofertan anualmente para la formación vía MIR. A pesar del incremento experimentado en la última oferta, en torno a un 5 por ciento, se demuestra que es absolutamente insuficiente, ya que no hay establecido un ratio de necesidades de especialistas por especialidad que determinaría con mayor precisión las necesidades de especialistas por CCAA.

El Ministerio de Sanidad está obligado a intervenir en dos direcciones. La primera, en el ámbito del Gobierno de España para reclamar un incremento sustancial de las plazas que se oferten en las facultades de Medicina para la formación, superando dos obstáculos: la exigencia de una nota media que se ha demostrado excesivamente alta y la eliminación de los números clausus.
Por otra parte, Sanidad debe intervenir también en el incremento del número de plazas para la formación vía MIR evaluando previamente las especialidades médicas en las que tenemos mayor demanda por parte del SNS o donde las necesidades de especialistas son mayores.

En la misma línea, desde CCOO proponemos la inmediata puesta en marcha del Registro de Profesionales, para conocer fehacientemente las necesidades de profesionales, así como la fijación de ratios por especialidades. No creemos que la solución al déficit de médicos pueda abordarse exclusivamente con la incorporación de médicos de fuera de nuestras fronteras, facilitando luego la homologación de estos títulos y flexibilizando el actual modelo de homologación, ya que podría suponer perdida de calidad en el servicio que se presta. Desde CCOO proponemos que se agilice el actual proceso de homologación pero sin buscar vías alternativas que flexibilicen los actuales controles de calidad.

Por último, y referente a este apartado, desde CCOO reclamamos un nuevo proceso excepcional de obtención del título (vía MESTHO), para profesionales españoles que llevan varios años demostrando su capacitación, experiencia y sin embargo no tienen el título.

En cuanto a los médicos que trabajan en el SNS, esta situación de falta de profesionales les genera graves problemas:

1. En cuanto a su jornada de trabajo: En primer lugar, el exceso de jornada muy por encima de lo recogido como jornada máxima, es decir, las 48 horas semanales; el segundo, el no respeto a los tiempos de descanso necesarios entre jornadas; y el tercero, la imposibilidad de algunos profesionales de disponer del tiempo mínimo necesario tanto para su formación continua como para el trabajo necesario en torno a la protocolización de los procesos asistenciales. De estos problemas se desprenden dos consecuencias; la primera sobre la calidad del servicio que se presta a la ciudadanía y la segunda sobre la seguridad de los actos médicos.

2. Respecto a las retribuciones: Las diferencias retributivas, que se han consolidado entre el colectivo que no dependen de su cualificación, de su grado de implicación, de su nivel de responsabilidad, de la calidad en el ejercicio de su profesión etc., sino únicamente del ámbito geográfico en el que esté ubicado el centro sanitario en el que desarrollan su tarea, o sea, del servicio de salud del que dependan.

3. La falta de una norma que armonice los niveles de carrera profesional en el conjunto del sistema y que permita las equivalencias entre las distintas carreras, grados y la forma de obtención y consolidación que operan en el conjunto del SNS.

4. Las dificultades para poner en marcha concursos de traslados en el SNS que permitan la libre circulación de profesionales sanitarios con normas claras y preestablecidas de antemano para propiciar la transparencia en los procesos de traslados.

Esta situación está propiciando la relación adversarial entre las distintas administraciones que tienen la responsabilidad de gestionar la Sanidad pública en nuestro país y que, ante la escasez de profesionales, presionan a través de los salarios los desplazamientos hacia uno u otro servicio sanitario de estos profesionales, lo que pone en riesgo la atención sanitaria en algunos ámbitos y tensiona las relaciones, tanto de los profesionales como de las administraciones.

5. La indefinición del Ministerio de Sanidad sobre cómo va a afectar a la clasificación profesional la puesta en marcha del proceso de Bolonia, teniendo en cuenta que los estudios de Medicina se situarán a nivel de master y, sin duda, debería tener un reflejo en la clasificación de este colectivo.

6. La necesidad de definir el catálogo de especialidades médicas adaptándolas a las nuevas necesidades de la población, como es el caso de la puesta en marcha de la especialidad de Urgencias y Emergencias, estableciendo pasarelas que permitan a distintos especialistas acceder a la misma, definiendo necesariamente la troncalidad o el cuerpo común formativo y los desarrollos posteriores, así como el incremento de plazas para la formación de geriatras o gerontólogos para atender adecuadamente a una población cada vez más envejecida.

7. La cada vez mayor necesidad de implicación en la organización del trabajo del colectivo médico. Se debe optar por la mayor autoorganización de los servicios, con mayor protagonismo profesional. Así, la gestión debe adquirir un papel de mayor protagonismo por parte de los profesionales, con fórmulas organizativas que garanticen esta participación.

Estas pequeñas pinceladas sobre algunos de los problemas del colectivo médico ponen en evidencia la poca atención de los responsables políticos hacia el valor más importante de nuestro SNS, que es el capital humano que trabaja en él y que permite que funcione razonablemente bien, situándolo entre uno de los mejores del mundo.

Todas estas cuestiones afectan de forma negativa en la percepción que el médico tiene sobre su reconocimiento y genera una gran insatisfacción.

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