miércoles, 10 de abril de 2013

Mucha táctica y muy poca estrategia | Código Salud | elmundo.es

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PROGRAMA | Apoyo al tratamiento

La innovadora idea de los clubes del sida en Sudáfrica

Clubes del sida Bonelwa y otros miembros de uno de los clubes del sida. | Javier Brandoli
  • Un programa cambia la forma en que los pacientes reciben sus medicamentos
  • Los clubes evitan que se pierdan días de trabajo para acudir a una clínica
  • Esta medida evita el abandono del tratamiento. El Gobierno ha decidido ampliarla
A Bonelwa Nukwa la vida se le escapa cada mañana en una decisión. "¿O voy al trabajo y tengo dinero o voy a la clínica y tengo salud?". Así cada mañana desde hace ocho años, cuando descubrió que tenía sida y tuvo que formar parte de esa larga lista de personas que deben buscar un trozo más de futuro cada día en unas pastillas. El problema es el cómo y el cuándo, ya que a Bonelwa la clínica que le ofrece los antirretrovirales y el seguimiento médico le pilla lejos, como todo dentro de esa enorme barrida de Khayeltisha, en Ciudad del Cabo, donde la miseria de millones de personas se extiende por una infinita planicie de agujeros con techos desperdigados. El centro sanitario está siempre lleno, siempre eterno en sus esperas.

"Al menos una vez cada mes tenía que pedir un día libre en el trabajo para ir a la clínica, hablar con mi enfermera, hacer mis controles y recoger mis pastillas. Pasaba allí todo el día. Mi jefe pensaba que ponía excusas para faltar en el trabajo. El problema es que él descubriera que tengo sida, entonces me despediría, buscaría a alguien sano que no falte. Yo quiero seguir mi tratamiento, pero ¿cómo?", denuncia Bonelwa.
Este es un caso más de los muchos que se producen en Sudáfrica. La infección por VIH es una condena sanitaria y social y es ahí donde Médicos Sin Fronteras (MSF) encontró un punto de conexión entre la ciencia médica y la sociología. "Había que crear un programa que permitiera que los pacientes siguieran sus tratamientos y a nosotros realizar nuestro trabajo", explica el doctor Musaed Abrahams, responsable de una de las atestadas clínicas de la barriada. Es ahí cuando surgió esta idea de los clubes de tratamiento. "Dicho de una manera sencilla, se trata de acercar el tratamiento al paciente, de no señalizarlo socialmente con el dedo, de crear grupos de trabajo y apoyo en los mismos barrios y de posibilitar que los antirretrovirales formen parte de su vida sin alterarla", explica el doctor en epidemiología español Miguel Ángel Luque, hoy investigador de departamento de Epidemiología de la Universidad de Harvard y autor de este estudio (publicado en 'PLoS ONE') que demostró la viabilidad de un simple y revolucionario proyecto realizado por los médicos de MSF.

¿En qué consiste el sistema? "Se trata de crear clubes en cada barrio, en casa de voluntarios, donde se reúnen 30 pacientes que se dan apoyo. Cada dos meses todos los clubes tienen una cita en la clínica o en la casa de alguno de los socios en la que reciben sus antirretrovirales en horarios de mañana o por la noche, después del trabajo, y se les realiza una evaluación rápida. Incluso pueden ir familiares y pacientes a recoger los medicamentos", explican en MSF.

"Luego, una vez al año también se les realiza en la clínica un análisis médico más completo". Es decir, lo que se ha hecho es acercar el tratamiento a los pacientes y que entre ellos mismos creen lazos de trabajo y unión que les incentiven a no abandonar el programa por motivos sociales y laborales. Además, se descongestionan las clínicas de los enfermos considerados más estables (pertenecientes a los clubes). "A mí no me importa prestar mi casa para reunirme con mis vecinos", explica una de las enfermas que se apuntó a uno de los primeros clubes y que ofrece su barraca como punto de reunión.

El éxito de estos clubes

De hecho, el simple cambio, que ha conllevado años de trabajo de MSF buscando participantes e instalaciones en las que crear los distintos clubes, tiene ya resultados prácticos demostrables que le han valido al programa prestigiosos premios sanitarios y que han provocado que el sistema sanitario público de la provincia de Western Cape decida implementarlo en toda la región. "Sólo el 3% de los pacientes de los clubes abandona, mientras que en los 'no club' la cifra llega al 15%. Cifra que se dispara si se toma como referencia los primeros cinco años de tratamiento donde la cifra de no seguimiento alcanza el 40%", explica el doctor español. "Además, los 'pacientes club' tienen menor probabilidad de incremento de la carga viral con un 67% de reducción de riesgo frente a los 'no club'", incide Luque.

Desde enero de 2011 a agosto de 2012, se han creado 149 clubes en la inmensa y dura Khayelitsha. Ya hay 5.195 pacientes inscritos en los clubes y 4505 esperando a participar en ellos. El programa recibió el 'Platinum Award del prestigioso Impumelelo Social Innovations Centre' y el Gobierno de Western Cape, región de Ciudad del Cabo, ha decidido extenderlo a toda la región. "Ese es el gran éxito del programa", concluye Luque. Hay previsto abrir 400 clubes en la región, hacerlos de niños y adolescentes... Todo un cambio para el tratamiento del sida basado en un simple principio que desmontar: ¿hambre o sida? "Se acabó la disputa", dicen orgullosos los responsables de este innovador proyecto.

Sudáfrica es el país del mundo con el mayor número de personas con VIH/sida del mundo. Hay cerca de 5,6 millones de personas infectadas. La tasa de prevalencia en población adulta es del 17,9%. Según los últimos estudios sobre personas que reciben tratamiento de antirretrovirales, corregido a finales de 2011 por usar nuevos criterios, un 52% de la población recibe tratamiento médico contra la enfermedad.

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