viernes, 26 de abril de 2013

La falta de liderazgo clínico pone en duda los modelos de crónicos - DiarioMedico.com

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CARENCIAS EN EVALUACIÓN

La falta de liderazgo clínico pone en duda los modelos de crónicos

Hay que integrar a especializada, primaria, farmacia, enfermería y pacientes. Pero ¿cómo? .
José A. Plaza | japlaza@unidadeditorial.es   |  26/04/2013 00:00

Ana Miquel, Jordi Martínez, Manuel Ollero, Pablo González, Matthew Bell y Manuel Escolano
Ana Miquel, Jordi Martínez, Manuel Ollero, Pablo González (consultor en frontier Economics), Matthew Bell y Manuel Escolano posan antes de comenzar su participación en la jornada organizada por Diario Médico, Expansión y Frontier Economics. (José Luis Pindado)


Hay muchas ideas y algún resultado, pero mucha dificultad para evaluar lo que se hace. Esta es una forma de definir el proceso de conversión de un sistema sanitario creado para agudos y que lleva tiempo con una necesidad: enfocarse a crónicos. La jornada Haciendo realidad la atención integrada para el paciente crónico, organizada ayer por Diario Médico, Expansión y Frontier Economics en la sede de Unidad Editorial, dio en el clavo con su título: hay que hacer realidad las ideas. ¿Cómo? Ése es el quid.

  • En la parte positiva, los primeros resultados: se reducen ingresos en hospital. Las dudas vienen de la mano del desconocimiento: ¿Cómo medir si se está actuando bien?
Los datos y opiniones vertidos en la jornada dibujan un panorama con más palabras que hechos, con muchas dudas y peros, numerosas iniciativas en marcha y la acuciante necesidad de que el cambio se acelere. Dos ideas cobran especial protagonismo: las carencias de gestión y liderazgo por parte de los clínicos, y la falta de cultura evaluadora,  que lastran el proceso. El optimismo se fía a los descensos logrados en ingresos hospitalarios.


Muchas barreras
Como el papel lo aguanta todo, tal y como señaló Manuel Ollero, director del Plan Andaluz de Atención Integrada al Paciente Crónico, la clave está en acercarse a la realidad. Eso es lo que hizo Jordi Martínez, responsable del Programa de Cronicidad del Instituto Catalán de la Salud, lo que provocó que los participantes escucharan un montón de trabas que aún hay que superar. Crítica constructiva.

Martínez cree que "falta capacidad clínica de acción", y que sin ella todo es mucho más difícil. Además, duda de la capacidad actual de evaluar cómo los cambios benefician al paciente; ahorros al margen, ése es el principal objetivo.

Ollero dijo que España parte con un handicap: "Sucumbimos a la fascinación tecnológica y a querer un hospital en cada esquina". De estos mimbres surgen las "frustraciones y retos" que la cronicidad plantea.
El especialista andaluz reconoce que "llevamos años con experiencias, pero no acaban de cuajar". Propone insistir, pero haciendo un todos a una y accionando "todas las plataformas y palancas a la vez". El problema es que muchas de estas palancas no están bien engrasadas: empoderamiento de la primaria, mayor participación y peso decisorio de farmacéuticos y enfermeros, ruptura de barreras entre niveles asistenciales, formación de pacientes y profesionales...

Manuel Escolano, secretario de la Agencia Valenciana de Salud, no bajó tanto a la realidad como Martínez y habló de multidisciplinariedad, de cambios estructurales, de la necesidad de estratificar y de la importancia del farmacéutico.

En la misma línea estuvo Ana Miquel, adjunta de Planificación y Calidad en la Gerencia de Atención Primaria de Madrid, para quien no se trata tanto de inventar como de aprovechar e impulsar lo existente. Sus peticiones se enfocaron a la mayor formación de profesionales y pacientes y a la adaptación de la Estrategia Nacional de Crónicos.


Incentivo y presupuesto
La nota de color la puso Matthew Bell, director de Políticas Públicas de Frontier Economics, que habló de  la apuesta inglesa: incentivos financieros, presupuestos personalizados al gasto por persona, e igualdad paciente-profesional en las decisiones. Una apuesta distinta, que Martínez destacó citando otro punto: "La diferencia entre Inglaterra y España es que allí evalúan y, si algo va mal, lo cambian; aquí, si evaluamos, nos cuesta reconocer errores". Queda mucho por hacer.

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