martes, 17 de abril de 2012

Sanidade reconoce su negligencia en la muerte de un enfermo en lista de espera | Galicia | EL PAÍS

Sanidade reconoce su negligencia en la muerte de un enfermo en lista de espera | Galicia | EL PAÍS

Sanidade reconoce su negligencia en la muerte de un enfermo en lista de espera

La “falta de diligencia y coordinación” impidieron salvar la vida de un paciente

 
 
El Sergas continúa pagando por la muerte de pacientes en lista de espera. A la sentencia judicial de la que informó este diario la semana pasada que obliga al Servicio Galego de Saúde a resarcir económicamente a un pariente fallecido en lista de espera mientras esperaba pruebas que, tras sucesivos aplazamientos, jamás le realizaron, se suma ahora una resolución de la Administración sanitaria que reconoce la falta propia de diligencia en la muerte de otro enfermo.

“Los servicios del Sergas no actuaron con la suficiente diligencia y coordinación para que ante un paciente con patología cardíaca severa se pusieran los medios adecuados para su tratamiento”, sostiene el documento firmado por el secretario xeral técnico de la Consellería de Sanidade que resuelve aceptar parcialmente la reclamación de responsabilidad patrimonial —una indemnización por importe de 37.500 euros— para los familiares de un marinero pontevedrés.

En la resolución con la que el Sergas contesta a la reclamación del abogado de la Asociación en Defensa del Paciente, Cipriano Castreje, el secretario xeral asume las continuas demoras en las citaciones de la sanidad púbica. A este paciente le diagnosticaron en una prueba rutinaria en 2003 una ligera calcificación valvular con recomendación de someterse a operación en un periodo de cuatro o cinco años. En 2007, cuando estaba embarcado faenando en NAFO, sufrió un síncope con taquicardia por lo que el capitán del barco lo trasladó a Canadá para someterlo a revisión médica. Desde allí lo remitieron a España en octubre de 2007 y su mécico de familia lo derivó al cardiólogo del Sergas. Y empezó la penitencia.

El Sergas aplazó constantemente sus citas médicas durante un año

El paciente es informado en ese momento de que no hay cardiólogos suficientes y que debe esperar. En diciembre de ese mismo año se agravan sus síntomas y acude a un centro privado en donde le diagnostican “estenosis aórtica severa sintomática coon clínica de síncope post esfuerzo” y le recomiendan un cateterismo antes de un recambio valvular. Para poder ser atendido en el hospital de referencia, elde Montecelo, presenta una reclamación en su centro de especialidad de Mollabao. Le mantienen la cita para el 27 de junio de 2008 para evaluar el resultado de las pruebas. Pero cuando llega a la consulta le dicen que no lo pueden atender y lo emplazan para el 26 de enero de 2009.

El peregrinaje de sus familiares no había hecho más que empezar. Intentan que en el hospital Montecelo le adelante la cita y les comunican que lo harán, pero pasa un mes y no reciben noticias. Cuando preguntan a la subdirección médica les informan —según consta en la exposición de hechos de la asociación demandante— de que no lo llamaron “porque hay médicos de vacaciones”. Tres días después, es atendido por el jefe de planta de cardiología que le anuncia que su caso es grave y que debe de ser intervenido quirúgicamente. Le informa, además, que desde allí mismo llamarán al Hospital del Meixoeiro para que le practiquen un cateterismo previo a la operación. A los 15 días lo citan para el cateterismo pero, llegado el momento, le anulan también esta cita por saturación del servicio de urgencias y lo emplazan para el día siguiente. Pero tampoco puede ser. Lo emplazan entonces para el 1 de septiembre de 2008, fecha en la que le practican finalmente el cateterismo.

El paciente sale con el informe de la prueba en la mano y la encomienda de entregarlo al cardiólogo de Pontevedra. Pero en el hospital provincial le dicen que el especialista no podrá atenderlo hasta dentro de 15 días. Cumplido el plazo, tampoco puede ser. Ante la insistencia de sus familiares, le sugieren que vuelva al Meixoeiro en donde le informan de que no está en ninguna lista de espera. Se murió el 29 de ese mismo septiembre. El Sergas reconoce que una intervención quirúrgica le habría salvado la vida.

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