viernes, 27 de abril de 2012

Nanotecnología para ver y tocar | Tecnología | EL PAÍS

Nanotecnología para ver y tocar | Tecnología | EL PAÍS

Nanotecnología para ver y tocar

Cosmocaixa Barcelona acoge la muestra ‘Tecnorevolución’ sobre la convergencia tecnológica

La exposición interactiva explica los avances logrados en ingeniería, medicina y educación

 

Dos visitantes interactúan con el juego que simula el interior de un organismo con cáncer. / ANTHONY COYLE

Un bosque de 64 globos oculares que persiguen con la mirada allí donde uno se desplaza da la bienvenida al visitante. Le siguen un paseo cronológico por la evolución de la tecnología que comienza con los cuernos de la tortuga boba y termina con la oscura sala de 800 metros cuadrados que da nombre a la exposición: Tecnorevolución. Orientada sobre todo hacia los más pequeños, hoy se inaugura en Cosmocaixa Barcelona una muestra para ver, pero sobre todo para tocar, con una máxima que podría resumirse en lo expresado ayer por el director del área de Investigación de La Caixa, Enric Banda, en su presentación: “La ciencia es la única manera que tenemos de progresar”.

El montaje propone un acercamiento ameno a la evolución de las tecnologías convergentes —nanotecnología, biotecnología, TIC y las ciencias cognitivas— en campos como el de la medicina, la educación o la ingeniería gracias a las cuales hoy es una realidad lo que en el pasado era un sueño. En palabras del comisario de la exposición, Javier Hidalgo, se pretende “mostrar experiencias científicas complejas de forma accesible”.

Las batallas de meditación son un ejemplo de lo que la muestra pretende. Dos visitantes se ajustan una cinta para el pelo similar a la utilizada por los tenistas y, mágicamente, el accesorio percibe el grado de relajación de cada uno. El más sosegado gana.

Pero no hay magia de por medio, sino ciencia. De esta forma, y tras la conveniente lectura del panel informativo, el niño entenderá un poco mejor en qué consiste el estudio de las ondas cerebrales tipo Alpha y Theta, que son las que producen estados de pensamiento en blanco y de meditación, respectivamente. Esta es la reflexión que persiguen despertar en Tecnorevolución.

“Estamos en un momento en que lo que vende es lo nano y todas las empresas quieren demostrar que están investigando e incluyen el término en sus etiquetas”, comentaba ayer Javier Hidalgo, coordinador de la muestra.

¿Pero qué es exactamente la nanotecnología? Para explicarlo, Hidalgo tratará de buscar el asombro en sus jóvenes visitantes contándoles, tal y como hizo ayer, que “la diferencia entre un nanómetro y un milímetro equivale a la existente entre un milímetro y un kilómetro”. Para dejar aún más clara la naturaleza de los pequeños ingenios tecnológicos protagonistas del montaje, el visitante dispone de la posibilidad de conocer cuál es su estatura expresada en millones de nanómetros.

Tras la sorpresa de ver tal cantidad de cifras y de pensar que la ciencia trabaje a semejante escala, el visitante se encuentra con el primer juego interactivo: una gigantesca pantalla táctil en la que se ha representado el interior del cuerpo humano y que enseña cómo se combate un tumor.

Uno de los estands que a buen seguro levantarán mayor expectación es el del tiro con arco mental. En lugar de flechas el equipamiento es una televisión conectada a unos auriculares, de los que sobresale una pinza que se ajusta al lóbulo auditivo, y miden el grado de concentración.

La simplificación predominante en toda la muestra evidencia su target infantil y contrasta con lo poco intuitivas que resultan algunas de las actividades, basadas en el uso de software y aparatos con un manejo que no termina de ser del todo claro, al menos para un niño.

Tecnorevolución es la nueva apuesta de Cosmocaixa Barcelona para 2012 como gran exposición anual, sustituyendo a la exitosa Dinosaurios. Tesoros del desierto del Gobi, que ha registrado una media de 1.800 visitantes diarios. La muestra estará abierta hasta mayo de 2013. Luego irá a Madrid. Tiempo para verla hay; al menos, el suficiente para que cuando acabe, el último ingenio tecnológico en ver la luz ya la haya dejado obsoleta.

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