miércoles, 3 de junio de 2009

Crisis mundial... riesgo humanitario


Crisis mundial... riesgo humanitario
Víctor Norberto Cerasale

...“las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como el vidrio.” Apocalipsis de San Juan, 21:9-22:5

Mi objetivo se había centrado en abordar los equilibrios y los desequilibrios en salud entre los modelos de Estados Unidos de Norteamérica respecto de los Europa, pero las circunstancias me obligan a realizar un abrupto corte a efectos de tratar la gravedad de la crisis que transita el mundo y por ende la salud de la población marginada, aislada, empobrecida, e incluso de los que aún permanecen incluidos.
Ha sucedido que aquello que se vaticinaba desde distintos sectores, finalmente acaeció… errores acumulados durante la gestión política y económica del primer mundo durante los años noventa y el inicio del nuevo siglo han dado como consecuencia la crisis económica que ha estallado al modo de una olla a presión, con nosotros dentro.
Por estas horas nadie que esté en su sano juicio podrá omitir la gravedad de la coyuntura expresada en empresas en crisis extrema, desempleo, temibles desequilibrios financieros, quiebras de entidades bancarias, pérdida de fuentes laborales, pérdida de hogares a manos de instituciones que han manipulado hipotecas a efectos de desmerecer los esfuerzos ajenos… todo ello multiplicado por cientos de miles de casos, que dan como consecuencia directa millones de personas caídas de un sistema indudablemente inequitativo y perverso.
La circunstancia impone reflexión, moderación, concertación, adaptabilidad, factores imprescindibles para crear un nuevo modelo social y financiero para un mundo en crisis severísima. No obstante ello, se observan carencias políticas suficientes como para pretender sostener el modelo caduco pre-existente a cualquier precio. Léase, los miles de trillones que se pretenden volcar al embudo para salvar lo insalvable no traerá otra cosa que más caos, acrecentando la crisis e instalándola por lapsos prolongados. No hay que ser un genio de las matemáticas ni otro de la física para asumir con criterio que cuando un sistema pierde dramáticamente su punto de equilibrio (desplazamiento por fuera del modelo) no hay regreso…
No obstante ello, parece que el virtualismo impuesto en el mundo no habilita a asumir que el problema ya no son las empresas, tampoco los bancos, insalvables por cierto porque se ven sometidos a variables que nadie tuvo la valentía de describir y enseñar, mucho menos prever en modelos de simulación con variables manipuladas para que todo apareciese “lindo” en los power point. Ciertamente, el problema lo constituyen las personas, las gentes que ayer, hoy o mañana se verán (nos veremos) golpeados frontal o tangencialmente, padeciendo las consecuencias de un sistema económico aberrante que fue diseñado para generar exclusión sin vislumbrar que un día alcanzaría a sus propios mentores.
Hoy por hoy no tiene caso salvar a empresas automotrices en un mundo donde las mayorías no tienen suficiente o ningún alimento, agua, servicios esenciales, salud ni educación. Esto que otrora mostraba focos aislados se ha transformado en constante, mal que nos pese.
Los genios de la economía que imponían “recetas” a países como el nuestro han puesto de manifiesto de manera fehaciente sus errores de apreciación, sus fallas a la hora de establecer métodos y sus incapacidades a la hora de gestionar. Pero la cuestión no concluye allí ya que el daño hecho es de tal magnitud que no se limita a una mera cuestión económica.
En efecto, las “recetas” de muchos organismos internacionales que participan de la planificación en políticas sanitarias, no ha sido mejor… por el contrario, demuestran adolecer de las mismas y penosas deficiencias. Las entelequias de la comodidad de los escritorios han demostrado no ser funcionalmente propicias para abordar las realidades y mucho menos operativamente eficientes, por ende ineficaces…
Las personas (sociedades incluidas) en condiciones óptimas de salud son cada vez menos, aún cuando no lo queramos aceptar. Hoy, la CRISIS GLOBAL se traduce como RIESGO HUMANITARIO y esto debiera llamar a la reflexión a los gobiernos, a sus funcionarios políticos y a los técnicos, asumiendo que una revisión de urgencia se hace necesaria.
Cabría preguntarse aquí cuántos errores de apreciación se han acumulado en la obviedad de despreciar políticas públicas imprescindibles para atender demandas genuinas que al verse transferidas y desplazadas se han convertido en un tsunami de “demandas contenidas” que amenazan gravemente a los sistemas asistenciales que transitan sus respectivas gestiones con recursos ultralimitados por decisiones políticas carentes de sentido común.
Esto se traduce de manera ciertamente simple: para que los números queden en negro (“bonitos”) en los libros contables se sacrifican las necesidades de los muchos. Demencial, sin duda alguna.
Los ejemplos de la gravedad de las consecuencias de inadecuadas observaciones y peores planificaciones afloran a modo de las burbujas del agua hirviendo, por todos lados, estallando en las narices de aquellos que supieron expresar sus soberbias académicas defendiendo lo que a todas luces era indefendible.
Ahora bien, los modelos del seguro social en todo el mundo se sustentaban con aportes personales y patronales administrados a través de instituciones sindicales o sus entidades sociales que ahora se ven afectados por el brutal impacto de la ausencia de aportes suficientes… ¿qué pasará con estos modelos?... no hace falta ser genio de lámpara para vislumbrar un pronto ocaso y un mayor daño social.
Luego de ello la pregunta que se impone es: ¿qué será de la suerte de las personas que se vayan cayendo del sistema?... esencialmente, ¿qué será de su salud?... la clase política del grupo del G-20 ha asumido con ingenuidad sorprendente que la solución está en nacionalizar, y volcar papeles con forma de dineros en una tolva sin fin.
La única solución prudente es reconstruir la SALUD PUBLICA en todo el orbe, estructurada en base a demandas ciertas y como consecuencia de ello, fundada en presupuestos genuinos, para poder brindar una cobertura que asegure que aquello que está ocurriendo en el mundo puede o podrá ser evitado. ¿A qué me refiero?...
Desde hace algunos años (2003) se comenzó a hacer evidente que el perfil infectológico del planeta que habitamos (único, por otra parte) se estaba modificando progresiva pero dramáticamente. La aparición de la gripe aviaria (SARS) entre otras novedades puso en alerta al sistema sanitario a través de denuncias emanadas desde distintos centros científicos y académicos, incluyendo en ellos a la Organización Mundial de la Salud.
La movilización fue significativa y bien puede ser calificada como “responsable” ya que atinó a informar en primera instancia y formar a medida que avanzaba el conocimiento de las alteraciones detectadas y las que iban surgiendo.
Como consecuencia de la movilización científica algunos de estos problemas comenzaron a circunscribirse sin poder definirse ninguna de las situaciones como “efectivamente controladas” pero sí bajo un criterio de seguimiento que una vez más podría tenerse como “responsable”, aunque muchas veces fuera de la consideración de las políticas públicas (hablo del mundo, no de la Argentina).
Los motivos de la aparición de nuevas, extrañas mutaciones y virulentas cepas no son del todo conocidos en especial en lo que respecta a sus fuentes, pero aun cuando sea un secreto a voces no escapa a los medios científicos que algo tiene que ver el cambio climático (quizás mucho) y un poco (quizás mucho) la manipulación genética de virus y bacterias en pos del demencialismo de la guerra bacteriológica, de hecho impracticable si queda un dejo de sentido común a los que se dicen responsables… tengan el color de bandera que sea.
La cuestión, llegado este punto es que la SALUD de los marginados (muchísimos) no es distinta ni tampoco aislable de aquellos otros que no lo son (pocos, cada vez menos). Amerita entonces asumir que las enfermedades que se están propagando rápidamente por un mundo donde no quedan fronteras demanda un nuevo ejercicio de gestión pública, cierto pero esencialmente eficiente de cara al futuro.
Atender a unos pocos en desmedro de los muchos ha demostrado no ser útil al conjunto ya que los pocos se ven afectados de manera semejante a los muchos… en este contexto pretender salvaguardar los intereses de las corporaciones no aparece como muy conveniente. Pero esto, que muchos creen que pasará como una simple tormenta, ha venido para instalarse hasta licuar el sistema que le dio origen. Quien crea lo contrario, está equivocado.

Licenciado Víctor Norberto Cerasale. 2009-04-10 Copyright by Cerasale, 2009.
Derechos reservados. Exclusiva para Revista Médicos, Medicina Global.



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