viernes, 19 de junio de 2009

CONTROVERSIAS y PARADOJAS que afectan a la SALUD PÚBLICA


EL MÉDICO INTERACTIVO
ESPAÑA
Las nueve grandes organizaciones europeas de médicos se rebelan ante la “demagogia de políticos y gestores sanitarios”: los servicios que se ofrecen al paciente son casi ilimitados, pero el médico, en la actual crisis económica, sí encuentra cada día limitaciones


Antonio Pais

“En la Sanidad europea se da por sentada una cartera de servicios global, pero la crisis sí condiciona la labor diaria del médico, que encuentra obstáculos a la hora de solicitar pruebas o prescribir”, señala Carlos Amaya, vicepresidente de la FEMS


Madrid (19-6-2009).- Las nueve grandes organizaciones médicas europeas, que se reunieron la pasada semana en Bruselas, han protestado ante unas situación contradictoria: la que se da entre la casi ilimitada cartera de servicios que los diferentes países de la Unión Europea ofrecen al paciente y las limitaciones reales que encuentra el médico, en su labor diaria, a la hora de solicitar pruebas para realizar un mejor diagnóstico. Como ha resumido Carlos Amaya, vicepresidente de una de estas organizaciones, la FEMS (Federación Europea de Médicos Asalariados), en declaraciones a EL MEDICO INTERACTIVO, “es una situación demagógica propiciada por gestores y políticos de la Sanidad en toda Europa”.

Amaya ha reiterado lo “histórico” de una reunión en la que, como ya avanzó EL MEDICO (ver edición del 16-6-2009), las nueve grandes organizaciones europeas de médicos firmaron un documento común en el que instaban al Parlamento y a la Comisión europeas, que aún no se han constituido, a tener en cuenta la opinión del médico, más en esta situación de crisis económica, en la toma de decisiones que afecten a los profesionales de la Unión Europea.

El documento fue firmado por las organizaciones AEMH (Asociación Europea de Médicos de Hospitales), CEOM (Conferencia Europea de las Órdenes de Médicos), CPME (Comité Permanente de Médicos Europeos), EANA (European Working Group of Practitioners and Specialists in Free Practice, médicos liberales, en ejercicio libre), EMSA (Asociación Europea de Estudiantes de Medicina), FEMS, PWG (Permanente Working Group of European Junior Doctors, médicos en formación o residentes), UEMO (Unión Europea de Médicos Generalistas, médicos de familia) y UEMS (Unión Europea de Médicos Especialistas).

La relación más estrecha entre estas organizaciones, según ha explicado Carlos Amaya, se produjo en septiembre del pasado año. Y el motivo de la unión de fuerzas fue tratar de impedir, como así se logró, que se impusiese en la UE la directiva de tiempo de trabajo (48 horas).

“El análisis de situación realizado por las organizaciones, antes de la reunión de Bruselas, venía a decir que, dada la crisis económica que vive Europa en su conjunto, había una cierta actitud demagógica por parte de gestores y políticos: la prestación sanitaria que se ofrece al paciente es global, sin ningún tipo de limitación, y el paciente puede circular libremente por Europa sin que exista ningún tipo de limitación en la prestación sanitaria; frente a esto, la crisis económica sí condiciona el ejercicio diario del médico”, ha señalado.

Un punto de vista economicista

El vicepresidente de la CESM ha explicado que “desde un punto de vista economicista sí se incide en el trabajo diario del médico: a la hora de pedir más pruebas complementarias, o en materia de prescripción, el médico sí se ve limitado”. Las organizaciones europeas realizaron un análisis detallado de la situación en cada país, y de ahí salió el documento que se enviará a todos los europarlamentarios que fueron elegidos el pasado día 7 de junio.

“Aunque el nuevo Parlamento europeo no quedará constituido hasta septiembre, hemos querido enviar esta ‘preparación’ de las organizaciones para la nueva legislatura, en la que estarán sobre la mesa muchas directivas que afectan directamente a pacientes y médicos”, añade Amaya.

Junto a esta petición de que la voz de los médicos sea escuchada, más en situación de crisis, en Bruselas se analizó la libre circulación de médicos y pacientes por el continente. “La situación no está claramente regulada, normalizada. Así se le genera al país que debe atender al paciente un gasto sanitario, y al médico, un paciente que no tiene asignado. Lo que las organizaciones decimos es que, sin poner límites, sí se deben establecer unas normas ‘generales’ para poner un poco de orden en esta demanda que se está produciendo”.

Y este tema enlaza con otros que también fueron tratados en la reunión de Bruselas, como el reconocimiento de títulos de médicos especialistas extracomunitarios la demografía médica o las condiciones laborales de los médicos de hospitales en la UE; en este punto, se ha realizado un informe, resultante de una encuesta realizada en unos diez países, que se remitirá a todas las organizaciones para, en la próxima reunión, ofrecer conclusiones.

“En materia de reconocimiento de títulos, se sabe que esto se está produciendo. Y lo que se está intentando solicitar, como en los demás temas, es que haya unas reglas comunes que sean de obligado cumplimiento en todos los países europeos: por ejemplo, al hacer una prueba de evaluación o en el conocimiento del idioma; si hay libre circulación de médicos, yo voy a Alemania y no sé hablar alemán… debe haber unas reglas generales, un orden”, resume.

Sanidad de ricos y pobres y la demagogia de la privatización

Carlos Amaya se refiere a que “la oferta, no sólo de condiciones económicas sino del ejercicio conjunto de la profesión, es diferente en cada país de la UE, y se produce la emigración de profesionales y déficit de médicos en algunos países y zonas rurales. Esto ya afecta a aspectos éticos y deontológicos de la profesión que debemos analizar muy bien: si la gente se mueve por esas condiciones, desde los puntos de vista profesional y económico, países con renta más baja tienen una Sanidad peor: no nos gusta, pero entonces hay una Sanidad para ricos y otra para pobres. Y buscamos establecer criterios dentro de la UE para evitar desigualdades”.

Aunque, dicho esto, el vicepresidente de la FEMS explica un tema “que está de actualidad en España”, el de la privatización de la Sanidad, que también se tocó en Bruselas “y se planteará en cualquier momento en el Parlamento y el Consejo de Europa”. En la reunión de las ‘nueve grandes’, señala, “no se puso de manifiesto una excesiva preocupación por este tema; hay que distinguir si se habla de emplear financiación con ánimo de lucro o sin él”.

“En Alemania, por ejemplo, se ha privatizado un importante hospital público porque estaba en quiebra técnica, algo que no creo que se dé ahora en ningún hospital español. A veces se habla de privatización cuando se utilizan elementos de gestión privada en hospitales públicos, y eso no es privatización. Y hay elementos de control, de contabilidad, que impiden la privatización: sobre ésta, en muchos momentos, se hace mucha demagogia. En Madrid, el único hospital constituido a través de una sociedad es el de Valdemoro”, añade Carlos Amaya.

“Lo difícil, y lo que hay que intentar en materia sanitaria, es que si los profesionales dependen de una determinada Consejería de Sanidad, y está una concesionaria que se encarga de la infraestructura y el resto del personal, debe haber una sinergia entre los gerentes respectivos, una toma de decisiones que coincidan con los objetivos del hospital, que al final son los que tiene el propio servicio de Salud”, reitera.
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